Participar, evaluar, intervenir y evaluar de manera competente en la práctica de la salud mental, con individuos, parejas, familias y grupos, representando a clientes a lo largo de toda la vida. Emplear una perspectiva de práctica a lo largo de la vida que reconozca las dimensiones interrelacionadas del desarrollo humano, incluidos aspectos físicos, emocionales, cognitivos, sociales y espirituales. Emplear una perspectiva ecológica en la evaluación e intervención, que reconozca que el desarrollo individual está influenciado por el entorno del individuo, incluida la familia, la cultura, la comunidad, el entorno natural y los contextos globales.